El mundo pide aumentar la disponibilidad de las vacunas a través de una más amplia capacidad de producción, de manera que no dependa únicamente del dominio de las grandes empresas farmacéuticas, sino que permita también a los países pobres jugar un rol activo. | Julio Villadiego
Le pedimos a Duque que apoye la suspensión temporal de propiedad intelectual sobre vacunas contra COVID-19
Por: Dejusticia | mayo 4, 2021
La pandemia por COVID-19 está ocasionando un terrible sufrimiento en Colombia y en el mundo, pero lo que es aún más doloroso y éticamente inaceptable es que gran parte de ese sufrimiento sea evitable.
Los asombrosos desarrollos científicos del último año han permitido mejorar los tratamientos frente a COVID-19 y, en especial, crear varias vacunas que han probado ser seguras y efectivas. Sin embargo, aún no se están produciendo las suficientes para inmunizar en poco tiempo a la población mundial, y la mayoría de las que hay han sido aplicadas en países desarrollados.
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Lo anterior es éticamente inaceptable, pues hoy existe la capacidad técnica para incrementar rápidamente la producción mundial de vacunas, y es riesgoso en términos de salud pública global, porque cada contagio es una posibilidad de una nueva mutación del coronavirus.
El incremento rápido de la producción global de vacunas ocurriría si las farmacéuticas que las desarrollaron, en gran medida por los inmensos dineros públicos que recibieron para crearlas, hicieran pública la información completa (incluidos secretos industriales) y, mediante licencias abiertas, transfirieran su conocimiento para permitir a otras compañías o instituciones producirlas.
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Pero la realidad es que eso no está sucediendo en las dimensiones requeridas. Por eso, los gobiernos de Sudáfrica e India lanzaron una petición para que la Organización Mundial de Comercio (OMC) apruebe un waiver o suspensión temporal de ciertos aspectos de la propiedad intelectual sobre las vacunas, tratamientos y otras tecnologías en salud contra COVID-19, al menos hasta que la pandemia sea controlada.
Esta solicitud ya ha sido respaldada por más de 100 países, por numerosas instituciones académicas y humanitarias y por numerosas instituciones internacionales, como la Organización Mundial de Salud (OMS), la Alta Comisionada de Derechos Humanos, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas y varios relatores especializados de Naciones Unidas en derechos humanos.
¿Y la posición de Colombia?
Mediante un derecho de petición, Dejusticia y el Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder de la Universidad Nacional le pedimos al presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, que apoye la petición realizada por India y Sudáfrica, y de no hacerlo, que explique sus razones.
En el mundo existen muchas compañías y numerosos países, como Corea del Sur, India, Brasil, México o Argentina, que podrían aumentar en poco tiempo la producción global de vacunas para llegar a las dosis requeridas, y la distribución sería más equitativa, pues se superaría la limitación de la oferta y no habría la actual competencia entre los países por lograr acuerdos poco transparentes con las farmacéuticas.
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Entretanto, los países que se han opuesto a la propuesta sostienen que el problema de escasez de vacunas en realidad no tiene que ver con la propiedad intelectual, sino con la insuficiente capacidad de producción en el mundo, porque a países como Colombia no les sirve de nada la medida si no pueden producir las vacunas. También manifiestan que es mejor persuadir a los productores dueños de las patentes y secretos de que los compartan voluntariamente; que no hay que tocar ni cuestionar el régimen de propiedad intelectual, porque éste ya contempla unas excepciones que podrían aplicarse; y que un waiver afectaría gravemente la capacidad de la propiedad intelectual de permitir innovaciones en el futuro.
No obstante, la realidad es que cada empresa interesada en producir localmente tiene que pedirle permiso al productor original de las vacunas y negociar los términos en los que podría hacerlo. El proceso es muy lento y además la evidencia de que las licencias voluntarias no están funcionando es clara, pues la mayor parte de las compañías que se benefician de las patentes no las están otorgando.
De otro lado, las flexibilidades previstas por el régimen de propiedad intelectual, como las licencias obligatorias, tampoco funcionan en una situación de emergencia sanitaria global como la que estamos viviendo.
En este contexto, un elemento esencial para superar las limitaciones de producción de vacunas es la liberación de las patentes y que la información requerida para hacer las vacunas se vuelva pública. Por eso es crucial que esa liberación temporal o waiver de las patentes sea acordada en la OMC, y que gobiernos como el de Colombia digan sí a esta solicitud.