Imagine not having access to basic services like healthcare or education, and not having authorization to work, vote, or even be able to register your marriage or the birth of your children. | FOTO: Xavier Mouton, Unsplash
Los bebés sin patria que podría dejar el éxodo venezolano en Colombia
Por: Lucía Ramírez Bolívar, Silvia Ruiz | octubre 9, 2018
Juliana llegó a Colombia hace unos pocos meses empujada por el hambre y la pobreza que se vive en Venezuela. No sólo está preocupada por ella y la familia que deja sino por el bebé que viene en camino.
Juliana tiene 5 meses de embarazo y la falta de comida y atención médica en su país de origen los pusieron a ella y a su bebé en riesgo y la obligaron a salir de Venezuela.
Además de las dificultades que implica migrar forzosamente a otro país, muchas mujeres en la misma situación de Juliana se enfrentan a una barrera adicional ¿cuál será la nacionalidad de sus hijos si nacen en Colombia?
Aunque muchas madres y padres venezolanos piensan que sus bebés obtendrán la nacionalidad colombiana de manera automática, existen unos requisitos claros para poder acceder a este derecho.
¿Qué significa entonces nacer en Colombia y no ser colombiano?
De acuerdo con el artículo 96 de la Constitución Política, la nacionalidad colombiana se puede obtener por nacimiento o por adopción. Se adquiere por nacimiento cuando alguno de los padres es colombiano o cuando siendo extranjeros, uno de ellos esté domiciliado en Colombia. La nacionalidad por adopción se obtiene cuando los extranjeros adquieren una carta de naturalización o cuando habiendo nacido en Latinoamérica y el Caribe y teniendo un estatus migratorio legal la persona le solicite al gobierno ser inscrito como colombiano.
Así, para la hija de Juliana la posibilidad de adquirir la nacionalidad colombiana dependerá del estatus migratorio de sus padres. En la práctica, las autoridades han interpretado el requisito del domicilio para los padres extranjeros como el hecho de contar con estatus migratorio. Tener un domicilio en Colombia implica tener residencia en el país y el ánimo de permanecer en ella. Es decir que los hijos de padres y madres extranjeros en situación migratoria irregular no podrían adquirir la nacionalidad colombiana.
Nacer sin acceso a una nacionalidad implica el riesgo de convertirse en apátrida. De acuerdo con las Convenciones Internacionales, una persona es apátrida cuando no ha sido reconocida por ningún estado como nacional suyo y por lo tanto no tiene un vínculo político y jurídico con un país. ¿Qué implica entonces ser apátrida?
Imagine no poder acceder a servicios básicos como la salud, la educación, no tener autorización para trabajar, ni votar, o incluso no tener la posibilidad de registrar su matrimonio o el nacimiento de sus hijos. La falta de protección de un estado deja a las personas apátridas en situación de indefensión y vulnerabilidad. Ser apátrida es como ser invisible.
La apatridia en el mundo y en las Américas
La mayoría de casos de apatridia en el mundo se deben a la existencia de leyes discriminatorias y arbitrarias (apatridia de derecho) como las de Myanmar, que excluyen de la ciudadanía a la minoría Rohinyá, y las del Líbano, que le niegan la nacionalidad a los hijos de madres libanesas y padres extranjeros, ya que la ciudadanía en ese país solo se transmite por la línea paterna.
Otro caso de apatridia es el de las personas que nacen en territorios que no son reconocidos como estados o que son ocupados por otros gobiernos y que por lo tanto no tienen la capacidad para otorgar la nacionalidad a sus ciudadanos, como ocurre en Palestina y el territorio de Sahara Occidental.
Así mismo, existen casos de apatridia que, aunque no están reconocidos en las normas internacionales, tienen los mismos impactos para quienes no pueden ejercer los derechos que se derivan de la nacionalidad.
Este el caso de las personas que a pesar de tener una nacionalidad, no cuentan con la protección del Estado en el que nacieron (apatridia de facto), porque salieron de éste, por ejemplo, como refugiados, y se encuentran en otro país de forma irregular. Esta situación lleva a que tampoco cuenten con la protección del Estado que los recibe.
Un ejemplo de este tipo de apatridia son los niños y niñas centroamericanos que han migrado a Estados Unidos, no tienen documentos que legalicen su situación migratoria y no pueden acudir a su Estado de origen (por medio de embajadas y consulados) a reclamar que éste los proteja.
También se está en riesgo de apatridia cuando una persona no puede comprobar su nacionalidad aunque la tenga (apatridia de efecto). Por ejemplo, si una familia colombiana no registra a un recién nacido o no cuenta con ciertos documentos de identidad como la cédula o el pasaporte, no se puede demostrar la nacionalidad a pesar de su existencia. La situación se complica cuando por algún motivo esta familia es víctima de desplazamiento y debe cruzar alguna frontera internacional.
Algunos estudios calculan que hay cerca de 136.000 personas apátridas en las Américas. Sin embargo, no hay claridad sobre la dimensión del problema pues por un lado existe un estimado mundial —10 millones de personas aproximadamente— y por otro un registro que realizan algunos gobiernos —3,9 millones de personas—. Esto implica que las personas apátridas en la región podrían representar entre el 1,5 y el 3,5% del del total de la población mundial en esta situación.
Aunque en comparación con otras regiones, el porcentaje de personas apátridas es relativamente bajo, el continente no ha avanzado de manera decidida en implementar mecanismos para hacer frente a esta problemática. Un ejemplo de ello es que solo hasta junio de este año un país de América Latina otorgó por primera vez la nacionalidad a una persona apátrida, cuando Costa Rica le expidió la cédula a una señora que había vivido 69 años sin nacionalidad.
A pesar de que la decisión de Costa Rica es un paso importante hacia la erradicación de la apatridia en la región y un ejemplo a seguir por otros países, es desconcertante que este reconocimiento suceda casi 60 años después de que se adoptara la Convención para Reducir los Casos de Apatridia de 1961 de la cual varios países de la región son parte.
El moderado avance de Costa Rica contrasta con las prácticas de desnacionalización de personas de descendencia haitiana en la República Dominicana, quienes fueron despojados de su nacionalidad retroactivamente por medio de un fallo judicial en el 2013 y que representan la gran mayoría de apátridas en la región.
Desafortunadamente los avances para rectificar la situación han sido escasos e insuficientes.
Riesgo de apatridia en Colombia
Los niños y niñas nacidos en Colombia de padres venezolanos en situación irregular, es decir que no tienen un estatus migratorio, se encuentran en riesgo de apatridia. El gobierno colombiano no ha sido claro en definir si el hecho de tener el Permiso Especial de Permanencia les sirve a las madres y padres venezolanos para cumplir con el requisito de tener un domicilio en Colombia, y por ende, acceder a la nacionalidad colombiana.
De acuerdo a las leyes venezolanas, los hijos de padres venezolanos nacidos en el extranjero pueden acceder a la nacionalidad de ese país acudiendo a la misión diplomática y siguiendo una serie de trámites. Sin embargo, por diversas barreras que van desde la falta de conocimiento para adelantar estos trámites hasta los obstáculos impuestos por los funcionarios de los consulados venezolanos, muchos de estos niños no están recibiendo la nacionalidad del país de origen de sus padres.
El estado colombiano ha tomado algunas acciones para prevenir el riesgo de apatridia. Un ejemplo de ello es la expedición de la Circular 168 de 2017 de la Registraduría Nacional de Estado Civil que establece un procedimiento frente a los casos de niños nacidos en Colombia a quienes ni Colombia ni ningún otro estado le reconoce la nacionalidad.
Si bien el objetivo de este procedimiento es certificar que la persona efectivamente se encuentra en situación de apatridia y que por lo tanto el estado colombiano debería reconocerle la nacionalidad, los diferentes trámites que se requieren, la intervención de múltiples instituciones, y la falta de conocimiento puede generar que este proceso sea muy difícil de implementar en la práctica.
De esta manera, es urgente que las diferentes entidades que trabajan con población migrante y refugiada en el país se pongan al frente de este tema que ha pasado desapercibido debido a la necesidad de responder a la crisis humanitaria que se vive en el país por la llegada masiva de ciudadanos venezolanos.
Se deben desarrollar estrategias de difusión de información y acompañamiento a las madres y padres venezolanos en situación irregular que han tenido a sus hijos en Colombia, que en últimas faciliten el acceso a la nacionalidad venezolana o la colombiana. Si no se le presta atención a esta situación, es muy probable que esté naciendo en Colombia una generación que será invisible.