|
Preguntas para el gobierno colombiano
Por: CĆ©sar RodrĆguez Garavito (Se retiró en 2019), Nelson Camilo SĆ”nchez León |Ā Agosto 22, 2012
En pĆŗblico, ha prometido oponerse a los cambios que la debiliten, como lo hizo recientemente el defensor del Estado, Fernando Carrillo. Pero en privado su conducta ha sido otra. Desde el aƱo pasado viene apoyando las propuestas de Ecuador, Venezuela, Nicaragua y Brasil para quitarle poderes esenciales a la Comisión. AsĆ lo hizo en la reunión de cancilleres en la Asamblea de la OEA, en Cochabamba, en junio, donde respaldó la propuesta que Rafael Correa fue a hacer en persona para āponer en su sitioā a la āburocracia internacionalā.
Llegó la hora de que el Gobierno le cuente al paĆs cuĆ”l es su verdadera posición. Aunque la reforma tiene asuntos tĆ©cnicos, pueden ser reducidos a preguntas sencillas que el defensor Carrillo, la canciller HolguĆn y el mismo presidente Santos deben responder con claridad, de cara a la ciudadanĆa y a las vĆctimas que tienen en la CIDH su Ćŗltimo recurso.
Primero: Āæapoya el Gobierno la propuesta de convertir a la CIDH en un organismo decorativo de āpromociónā de los derechos humanos? ĀæEstĆ” de acuerdo con recortarle las facultades de recibir casos y monitorear la conducta de los Estados?
Segundo: ĀæestĆ” a favor de la idea de debilitar la RelatorĆa para la Libertad de Expresión, que les resulta incómoda a Ecuador, Venezuela y otros paĆses? ĀæQuĆ© opina del propósito de impedirle a la relatorĆa publicar informes y buscar fondos propios?
Tercero: Āæinsiste el Gobierno en eliminar el informe detallado de la CIDH sobre los paĆses con situaciones delicadas de derechos humanos, como Colombia? Si defiende la necesidad de concentrarse en los casos mĆ”s graves a nivel nacional (como lo hizo en el Marco JurĆdico para la Paz), Āæpor quĆ© se opone a que lo haga la CIDH?
Cuarto: ĀæcuĆ”l es su posición sobre las medidas urgentes que toma la CIDH para proteger la vida de vĆctimas y comunidades? ĀæEstĆ” de acuerdo con limitar estas medidas cautelares hasta hacerlas inĆŗtiles, como lo buscan algunos paĆses?
Quinto: Āæapoya a la CIDH en el proceso razonable y oportuno que adelanta para mejorar su reglamento y responder a los Estados? ĀæO estĆ” con los paĆses de la Alba y otros que quieren imponer una reforma del estatuto de la CIDH a su medida, que tiene consecuencias impredecibles y puede acabar con el sistema interamericano?
El evento que organiza hoy en BogotĆ”, con presencia del presidente de la CIDH, le da al Gobierno una ocasión ideal para responder estas preguntas. El asunto es urgente, porque la suerte de la CIDH serĆ” decidida en escasos cuatro meses, en una asamblea extraordinaria de la OEA. El liderazgo internacional y la bienvenida distensión de las relaciones con los paĆses vecinos no tienen por quĆ© sacrificar la protección de los derechos humanos, como parece pensar el Gobierno. El tiempo se agota para dejar la ambivalencia y corregir el curso.