La CND 67 tiene lugar en la sede de las Naciones Unidas en Viena. |
Lo que pasa en la CND 67, el escenario internacional en el que se decide el futuro de la política de drogas
Por: Dejusticia | marzo 14, 2024
Como cada marzo, los países miembros de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas (CND, por sus siglas en inglés) se reúnen en sesión plenaria en Viena. Por años, este escenario diplomático ha servido para discutir y adoptar medidas relacionadas con el sistema mundial de control de las drogas: revisar, clasificar, limitar o ampliar la producción, uso y comercialización de sustancias psicoactivas declaradas ilícitas.
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El mandato de la CND le permite entonces definir las políticas para fiscalizar las drogas, a menudo, a través de un enfoque punitivo y del uso de persecución penal y policial, que violan derechos humanos y afectan desproporcionadamente a poblaciones vulnerables. No obstante, desde las organizaciones sociales y algunos países críticos de este modelo, hemos insistido en que las medidas prohibicionistas han llevado a que en las discusiones de la Comisión prime la seguridad internacional sobre los derechos humanos (especialmente el derecho a la salud).
Esta estrategia, que se enmarca dentro de la llamada ‘guerra contra las drogas’, ha sido calificada como un rotundo fracaso: las medidas punitivas no han evitado que más de medio millón de personas hayan muerto por el uso de drogas, mientras, según el Consorcio Internacional de Política de Drogas (IDPC, por sus siglas en inglés), este tipo de controles se han asociado con ejecuciones extrajudiciales, actos de tortura, innumerables detenciones arbitrarias y encarcelamiento masivo.
Tras décadas de lucha de algunos gobiernos, academia y sociedad civil por reformar el régimen internacional de fiscalización de las drogas, la versión 67 de la CND es una oportunidad para lograrlo con la inclusión de nuevas y necesarias perspectivas. De un lado, el segmento de alto nivel para la revisión de medio término de los compromisos de la declaración política de 2019 es un alto en el camino para revisar qué funciona, qué no y cómo va el progreso hacia las metas pactadas.
Un equipo de Dejusticia se encuentra en Viena para hacer seguimiento a los avances y retrocesos que resulten de la Comisión. En el primero de dos días de segmento de alto nivel, representantes de gobiernos de todo el mundo (entre los que están el secretario de estado estadounidense, Anthony Blinken; el vicepresidente boliviano, David Choquehuanca; el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo; la comisaria de Asuntos de Interior de la UE, Ylva Johansson, y el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk), esto hemos encontrado:
1. Más de lo mismo de una declaración que ya era débil
En 2019, en otro periodo de sesiones de la CND, se emitió una declaración ministerial que trazaba compromisos por una década y en la que los principales llamados de la sociedad civil eran casi inexistentes. En este 2024, y pese a que había gran expectativa por un posible cambio en el consenso de la Comisión, el documento final acabó con esas aspiraciones: se limitó a reiterar los retos de 2019 y a comprometerse a revisarlos en 2019, pero no mostró una visión crítica sobre los daños que el sistema causa, ni una apertura a estrategias que respondan a las realidades de hoy: la necesidad de despenalizar el uso personal de drogas, la urgencia de intervenciones de reducción de riesgos y daños y la prevalencia de los derechos humanos en la aplicación de las políticas de drogas.
Conoce el documento que emitió la CND en 2024
Desde Dejusticia, no encontramos ni una sola alusión al concepto de reducción de riesgos en el documento que los países negociaron y ratificaron este jueves 14 de marzo, pese a que hoy, en el mismo escenario, el Director General de la OMS y el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos le dijeron al mundo que este tipo de medidas protegen la salud de las personas que usan drogas y son indispensables para una nueva política internacional.
El documento reafirma a la CND como única instancia en el sistema de las Naciones Unidas que trata el tema de drogas, aunque otras agencias (como el mismo Alto Comisionado) han hecho un esfuerzo enorme por involucrarse e incluir los temas de derechos humanos a esta agenda. El documento tampoco menciona la despenalización, sino que se refiere someramente a “medidas alternativas a la criminalización”, sin hacer explícito que ninguna obligación internacional impone a los Estados penalizar el uso.
2. Por primera vez hizo presencia el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU
En el sistema de las Naciones Unidas hay una especie de línea divisoria imaginaria entre Viena y Ginebra: en la primera se discuten los asuntos relacionados con drogas y en la segunda, los de derechos humanos. Es por ello que este jueves, cuando la Secretaría de la CND abrió un espacio al Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, algo se quebró en dicha línea.
La presencia de este funcionario y su discurso se convirtieron en un símbolo de lo que puede venir para la Comisión y para la política de fiscalización internacional: los derechos por fin son el centro del debate y en su ineludible relación con la política de drogas están las claves para encontrar salidas a las crisis globales que generan los mercados ilegalizados a paz, la seguridad y la democracia.
“Creo que todos estamos aquí porque hemos confirmado el fracaso en la guerra contra las drogas: el fracaso en salvar vidas y el fracaso en proteger la dignidad y el futuro de millones de usuarios. Las drogas destruyen vidas, pero también lo hacen las políticas regresivas”, afirmó Türk, y agregó que es clave que en foros internacionales, como la CND, se discuta un cambio en la orientación de la política de drogas.
3. Colombia encendió la llama de los derechos humanos
Colombia y su política de drogas fueron protagonistas de la primera jornada de segmento de alto nivel. Desde su país, el presidente Gustavo Petro envió un enérgico mensaje a la CND en el que calificó al actual sistema internacional como «anacrónico e indolente», y aseguró que, si bien es cierto que los países deben apoyar a las Naciones Unidas, no debería ser a unas Naciones Unidas “ciegas, sordas y silenciosas”.
Por su parte Laura Gil, embajadora de Colombia para la oficina de Naciones Unidas en Viena, mencionó que, tras bambalinas, este gobierno negoció y logró persuadir a un grupo de 60 países para que se incluyeran principios de derechos humanos en el la revisión de medio término de la declaración de 2019. No obstante, como la CND funciona por consenso y no por votación, el propósito no se logró.
De hecho, Gil envió fuertes afirmaciones que movilizaron a una audiencia, en general, inconforme con los resultados del espacio: “el régimen está atrapado en una burbuja con instituciones fosilizadas. Hablamos de la flexibilidad de las convenciones y solo vemos rigidez, vemos que se pretende crear una barrera entre la ONU de Viena y de Ginebra. Hablamos de transversalización de derechos humanos, y pasamos noches enteras decidiendo si podemos incluir el concepto de derechos humanos en un documento sobre drogas”.
Desde la sociedad civil hemos llamado la atención sobre las tareas que tiene pendientes el Gobierno colombiano para volver realidad los discursos que su comitiva trajo a Viena: avanzar con los planes de transformación territorial de las zonas cocaleras, asegurar medidas alternativas al encarcelamiento para personas que cometen delitos menores y no violentos de drogas, acelerar la implementación de los usos de drogas, entre otros.
¿Qué se puede esperar de los próximos días?
El segmento de alto nivel continúa este viernes 15 de marzo con representantes de gobiernos de todo el mundo, y realizará dos rondas: una para revisar cómo se ha avanzado en los compromisos de 2019 y otra para plantear los retos de los próximos años.
También continuarán los eventos paralelos de alto nivel, incluyendo el de Estados Unidos, que centra la mirada sobre la amenaza de las drogas sintéticas y la crisis de muertes por sobredosis que presenta este país, crisis que ha llevado a que acojan, por fin y de manera oficial, los modelos de reducción de daños como parte de los servicios de salud a las personas usuarias.
Una vez cerrado el debate general, este segmento de alto nivel concluirá con un plan de trabajo para los próximos cinco años y con la revisión acordada para el 2029.
La próxima semana, desde el lunes 18 de marzo hasta el viernes 22, tendrá lugar la sesión regular de la CND, también en Viena. Durante estos días, los gobiernos desarrollarán 11 eventos paralelos, cada uno de los cuales abordará los retos que la Comisión fijó en 2019.
Entretanto, la sociedad civil liderará múltiples espacios para referirse a asuntos emergentes relacionados con la política de drogas. Dejusticia participará en siete de ellos (encuentra aquí los links de transmisión de la mayoría de ellos).
Lunes 18 de marzo
9:10-10:00 (Viena)
Abordar los problemas de derechos humanos relacionados con el consumo de drogas en contextos humanitarios y de crisis.
Martes 19 de marzo
9:10-10:00 (Viena)
Los derechos económicos, sociales y culturales en la elaboración de políticas sobre drogas: La relevancia de una próxima Observación General del CESCR sobre Drogas
14:10 – 15:00 (Viena)
El control de drogas como estrategia de reducción de daños para contener la epidemia de fentanilo
Miércoles 20 de marzo
8:00- 8:50 (Viena)
Derecho a un ambiente sano y política de drogas
9:10 -10:00 (Viena)
Crisis del mercado ilegal de coca: nuevas dinámicas del narcotráfico en las Américas
13:00 – 13:50 (Viena)
Alternativas a la prisión en América Latina: aprendiendo el impacto en las mujeres
13:00 -13:50 (Viena)
Amazonía en peligro: justicia medioambiental y urgencia de una reforma de la política de drogas
Jueves 21 de marzo
9:10 -10:00 (Viena)
Crisis del mercado ilegal de coca: nuevas dinámicas del narcotráfico en las Américas
9:10 -10:00 (Viena)
La guerra contra las drogas y la militarización del control de estupefacientes: medidas para hacer frente a los graves problemas de derechos humanos.
Viernes 22 de marzo
9:10 -10:00 (Viena)
Acabar con la excesiva dependencia del castigo: La despenalización y la descongestión de las prisiones como objetivos clave de la reforma de la política de drogas***.