El impuesto a las bebidas azucaradas ha sido una política de salud pública implementada para desincentivar los altos niveles de consumo de estas bebidas. Sin embargo, según la industria, esta medida promueve el despido masivo de trabajadores. ¿Eso es cierto?
El impuesto a las bebidas azucaradas ha sido una política de salud pública implementada para desincentivar los altos niveles de consumo de estas bebidas. Sin embargo, según la industria, esta medida promueve el despido masivo de trabajadores. La presente publicación, por tanto, busca comprobar si esta afirmación es verídica o no.
La primera parte de esta investigación muestra lo que ha sucedido en los países que implementaron el impuesto, evidenciando que no hubo pérdidas de puestos en las empresas afectadas. ¿Por qué? Por la propensión de los consumidores a comprar más de otras bebidas o productos que son más baratos y pertenecen a la misma industria. Este efecto sustitución también se presenta en Colombia.
La segunda parte analiza las características particulares del empleo en Colombia, donde se identifica que la mayoría de los puestos son de personal temporal administrativo y de ventas, quienes tampoco se verían afectados dada la facilidad de ser trasladados a las estrategias publicitarias de los productos no gravados. En general, destaca el bajo porcentaje de empleos que generan estas empresas en relación con lo que producen. Su alta productividad les ha permitido variar la producción sin tener que reconfigurar su planta.
Este documento es una apuesta más de Dejusticia por contribuir al debate sobre la implementación de un impuesto a las bebidas azucaradas en Colombia desde una perspectiva de derechos y sustentada en evidencia.
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