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“Voces desde el cocal” es un texto que, mezclando narración y análisis, busca amplificar las voces de las mujeres cultivadoras para visibilizar sus condiciones de vida, sus trayectorias personales y su liderazgo.

Durante más de 30 años la estrategia de los gobiernos para controlar el tamaño de la extensión de cultivos de uso ilícito ha sido la represión contra los eslabones primarios de la cadena productiva de la coca: el campesinado. En nombre de la salud pública se han asperjado con agrotóxicos los territorios que habitan las protagonistas de estas historias, sin que estas estrategias hayan aportado efectivamente a la solución del problema de las drogas declaradas ilícitas, por el contrario, han contribuido a la estigmatización del cultivo de coca.

Además de resaltar el fracaso del prohibicionismo, el texto recoge las voces de las mujeres cultivadoras de coca de los departamentos de Putumayo, Cauca y Nariño, y sus condiciones de vida, trayectorias y experiencias personales. El esfuerzo se centró en mostrar cómo a pesar de las difíciles condiciones del contexto, a través de su liderazgo y participación comunitaria, las mujeres han construido un territorio donde el Estado colombiano permanece ausente, y donde no han atendido las necesidades básicas de la población. Se calcula que en Putumayo —uno de los departamentos con mayor número de hectáreas de coca en el país—, el índice de pobreza multidimensional es del 76.3%, mientras que el nacional es del 49% y que solo un 5,4% de la población tiene acceso a la educación superior.

“Voces desde el cocal” es un texto que Dejusticia lanza en colaboración con Fensuagro sobre la experiencia de las mujeres cultivadoras de coca en la región Andinoamazónica, busca explorar los retos que les impone la vida rural, las estructuras de género, el conflicto armado y la criminalización. Mezclando narración y análisis busca amplificar las voces de estas mujeres para visibilizar sus condiciones de vida, sus trayectorias personales y su liderazgo. En palabras de Lucía Ramírez, investigadora de Dejusticia: “Con este texto queremos hacer un llamado a las acciones para el cambio, para que las instituciones nacionales relacionadas con el tema escuchen el testimonio de estas mujeres y tengan en cuenta sus vivencias en el diseño de políticas públicas. En este momento en que el gobierno ha autorizado de nuevo la fumigación con glifosato se hace más pertinente que nunca escuchar sus voces”.

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