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¿Se cae el referendo por 7-2 en la Corte?

HACE DOS SEMANAS, EN ESTE MISMO rincón, publiqué una columna que pronosticaba la caída del referendo en la Corte Constitucional con una votación 7-2 por vicios de forma. Ahora que se acerca el fallo, las cábalas se dispararon y los opinadores se unen a los ciudadanos en una especie de “polla” colectiva.

HACE DOS SEMANAS, EN ESTE MISMO rincón, publiqué una columna que pronosticaba la caída del referendo en la Corte Constitucional con una votación 7-2 por vicios de forma. Ahora que se acerca el fallo, las cábalas se dispararon y los opinadores se unen a los ciudadanos en una especie de “polla” colectiva.

Días después de esa columna, María Isabel Rueda hacía el mismo pronóstico (7-2 contra el referendo), pero por vicios de fondo. La Silla Vacía vaticina una caída más contundente (8-1) y abre su página para que los lectores hagan apuestas. También se oyen pronósticos apretados (5-4 a favor del referendo) y anuncios de una bendición jurídica a la reelección con una votación holgada.

Todo el mundo tiene el sagrado derecho a la conjetura, más en un país donde las pollas son deporte nacional. Pero los formadores de opinión tienen un deber adicional: fundar sus comentarios en un análisis de la evidencia relevante. Una sentencia de una corte independiente como la Constitucional no es una lotería. Es un ejercicio de análisis jurídico que debe seguir la línea de los fallos anteriores, como la misma Corte lo ha dicho durante casi veinte años de jurisprudencia.

Si se miran los precedentes, varias cábalas quedan sin piso. No tengo espacio para examinar la primera alternativa: que la Corte tumbe la ley por vicios de fondo porque una segunda reelección acabaría con el sistema de pesos y contrapesos. Creo que debería hacerlo, pero no le apostaría con tanta seguridad. Lo que es claro es que el pronóstico de Rueda estaría equivocado, porque desde la reelección pasada el magistrado Sierra ha dicho que la Corte no puede pronunciarse sobre este tema.

La otra posibilidad es que la Corte se concentre en los vicios de forma, que son muchos y graves. Repito lo que decía en la columna anterior: cualquiera con un calendario y una calculadora puede comprobar estas fallas, como lo deben de estar haciendo los magistrados. Por eso suenan cantinflescos los argumentos de los que niegan su existencia, desde el Procurador hasta los abogados que han desfilado por las páginas de El Tiempo en estos días.

Lo que todos ellos prefieren no mencionar —y los periodistas siguen sin notar— es que hace apenas tres semanas la Corte tumbó una reforma constitucional (la que impedía la postulación de concejales a las elecciones para Congreso), precisamente por vicios de forma. Y que los vicios eran menos serios y numerosos que los del referendo.

La votación fue 6-3, con salvamento de voto del mismo Sierra y de los magistrados González y Pretelt. Se sabe que Sierra, de forma consistente, presentó ponencia negativa contra el referendo por considerar que (a diferencia del caso anterior) los vicios son graves e insubsanables. El precedente indicaría que la votación debe ser, al menos, la que mencionaba en la columna: 7-2 contra el referendo por vicios de forma. Incluso cabría la posibilidad que lanza La Silla Vacía (8-1), si alguno de los otros dos magistrados que salvaron el voto concuerda con Sierra.

Así que hay que hacer menos cábalas y más lectura de lo que dijo la Corte en ese fallo, que suena como un anuncio de lo que debería hacer ahora. Para la muestra una cita del comunicado donde explica el fallo: en relación con “los requisitos de procedimiento legislativo exigidos a las reformas constitucionales que realiza el Congreso … existe especial rigurosidad en la comprobación acerca de la validez del procedimiento legislativo que precede a dichas reformas”. Y concluye: “El estándar del control que ejerce este Tribunal eleva su exigencia frente al procedimiento que antecede a la expedición de los actos legislativos”.

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