La transición a economías libres de combustibles fósiles no solo tiene un gran impacto en la reducción de gases de efecto invernadero, sino que también mejora la calidad del aire afectado por material resuspendido. |
“Transparente como el aire”, una investigación sobre justicia ambiental y derechos
Por: Laura Santacoloma | enero 25, 2023
Los seres humanos no tenemos más opción que respirar el aire de nuestros lugares de residencia, trabajo o esparcimiento, y estamos sometidos a los perjuicios que su mala calidad puede causarnos. La desigualdad y la injusticia social atraviesan esta realidad, pues hay personas que respiran un aire más contaminado que otras y no lo saben o no conocen las consecuencias, ni tienen recursos o mecanismos para proteger los derechos que están siendo violentados por la polución de la ciudad.
La contaminación atmosférica es, además de un problema ambiental, un riesgo para la vida y dignidad de las personas afectadas. Reflexionando sobre esta realidad, decidimos hacer una investigación acerca de los impactos que tiene la mala calidad del aire en la salud pública y los derechos individuales de las personas, tales como la vida, salud, dignidad, integridad e intimidad.
En el libro Transparente como el aire: Ni información, ni calidad, ni derechos, estudiamos cómo la contaminación del aire conlleva a una amenaza severa contra los derechos. Esta relación invita a que el Estado asuma sus compromisos y obligaciones nacionales e internacionales sobre la garantía de los derechos humanos que se están viendo afectados por el material particulado que produce la quema de combustibles fósiles.
En la investigación, el lector podrá encontrar aproximaciones conceptuales al problema de la polución y los derechos, especialmente en su relación con el medio ambiente y la salud. Además, presentamos los resultados, aprendizajes y desafíos de tres experimentos sobre el monitoreo ciudadano con sensores de bajo costo realizados por Trébola Organización Ecológica, en compañía de Dejusticia.
¿Por qué en Bogotá?
Los estudios de esta publicación se centraron en Bogotá, al ser la capital y la ciudad más poblada del país, para comprender cuáles factores (como condiciones físicas y sociales, funcionamiento de las normas y herramientas de política pública aplicadas, entre otras) convergen para que la contaminación atmosférica permanezca y para que la ciudadanía ejerza o no un liderazgo activo en la solución de este problema.
Sin embargo, los problemas estructurales de desigualdad y fragilidad estatal inciden en que las transformaciones en favor de un ambiente seguro, limpio, saludable y sostenible sean de largo aliento o no se den.
La jurisprudencia constitucional resalta la relación ineludible entre la garantía de un ambiente saludable y la efectividad de múltiples derechos fundamentales. Todos los Estados que han suscrito tratados en derechos humanos tienen el deber de prevenir la exposición a sustancias y desechos peligrosos. Están obligados a respetar y cumplir los derechos humanos reconocidos; esto incluye enfrentar las amenazas y consecuencias de la exposición a sustancias tóxicas, pues afectan los derechos humanos a la vida, la salud, la alimentación y el agua potable, la vivienda adecuada y las condiciones de trabajo seguras y saludables.
Colombia, en virtud de sus compromisos internacionales, tiene el deber de prevenir los daños en los derechos humanos y el medio ambiente. Desde el primer ámbito, el Estado debe garantizar el pleno respeto de la integridad de la persona, razón por la cual todo ser humano debería tener derecho a controlar lo que le sucede a su cuerpo.
Los poderes públicos deben velar por diseñar y ejecutar medidas preventivas, de control y correctivas para asegurar los derechos de sus habitantes. La tecnología y la ciencia son las bases para la toma de las decisiones públicas en materia de calidad del aire. En ese sentido, el monitoreo adecuado es determinante para evaluar las decisiones públicas y corregir los problemas que se presentan.
Monitoreo y la importancia de involucrar a la ciudadanía
La diversificación y complementariedad de tecnologías no solo estimula la investigación científica, sino que también promueve mejores bases de datos para tomar decisiones oportunas y apropiadas. Dentro de ese marco, los sensores de bajo costo han probado ser una buena opción para complementar las mediciones oficiales en diversas partes del mundo. Su ventaja consiste en que permiten visibilizar las exposiciones locales e individuales en tiempo real, e involucran a la ciudadanía en la producción del conocimiento científico, lo que estimula su participación en las decisiones públicas.
Hablar de calidad del aire exige hablar de justicia ambiental. No es posible devolver la naturaleza al estado anterior del daño producido. Esperamos que este documento sea un punto de encuentro para propiciar la articulación entre el Estado, la academia, la ciudadanía, así como de los responsables de la contaminación.