El Estado y la sociedad civil tienen una larga deuda histórica con el campesinado, sin embargo, gracias a la presión de las organizaciones campesinas, algunas de sus exigencias quedaron plasmadas en el Plan Nacional de Desarrollo.

1. Participación:

   El campesinado logró contar con una instancia propia de participación con el Gobierno Nacional, llamada Comisión Mixta Nacional de Asuntos Campesinas, adicionalmente el campesinado va a poder participar en políticas públicas que le atañen, como la política de sustición de cultivos de uso ilícito, el sistema nacional de reforma agraria y el sistema de gestión catastral y del territorio.

2. Reconocimiento de las territorialidades campesinas:

   Se reconoció el plan de desarrollo sostenible y el plan de manejo ambiental de las Zonas de Reserva Campesinas como un determinante ambiental del territorio, eso significa que las comunidades campesinas empiezan a tener voz y voto de lo que se puede hacer en el territorio. También reconoció la existencia de múltiples formas de territorialidad campesina, entre ellas, los territorios campesinos agroalimentarios.

3. Trazador presupuestal:

   El campesinado logró contar con un instrumento propio de monitoreo y seguimiento a la inversión pública y el presupuesto asignado para esta población. Eso quiere decir, que por fin sabremos cuánto se invierte en las comunidades campesinas.

Para concretar estas iniciativas, falta que el Gobierno Nacional avance en la regulación y consolide la implementación en los territorios.